Déjame ser el arsénico que ingieres presa de la desesperación. Quiero ser la daga que atraviesa tu corazón carmesí. Dame la última mirada antes de caer muerta, me deleitare con tu cuerpo agonizante por mi amor, me excitare desgarrando a una Medea mientras danzo sobre ella. Déjame ser la misma muerte que viene y se deleita con tu último suspiro. Déjame consumirte en medio de metafísica lujuriosa mientras tus orgasmos sacian mis amores en bocanadas de placer.
Intoxícate con mi ser siendo heroína en tu cuerpo.
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