viernes, 7 de febrero de 2014

Dolores (I)

Dolores (I): 

Sobreamor (1 de junio de 2013)

Ella es sombra en el solecito y solecito en el frío  Ella es la mujer ternura y la mujer salvaje al mismo tiempo. Se tambalea con sus deditos hacia mi cama y me sonríe mientras va quitándose la ropa y yo, yo pierdo la cabeza entre esas dos estrellas color miel y me sumerjo entre su hambriento sexo, sonriendo, sollozando, soliloquiando, sobre-amando.

Ella tiene el don de hacer que mis brazos se muevan hacia su cuerpo, la abrazo con mi piel y mi corazón. La vida es corta pero sus abrazos me demuestran que puedo sentir la eternidad en un momento fugaz. Me encabrono conmigo por pensar tanto, pero en esas mi lengua se suelta y le recito poesía a la poesía, le beso a la dona y le dona a la beso, le siento y me siento. La sobreamo otra vez hasta que el tiempo nos alcanza con sus minuteros señalando que está cerca el ocaso… y la poesía se enreda en sus rubios cabellos y trasboco palabras chocolatosas entre sus oídos.

Se viste de nuevo aunque yo no quisiera y la acompaño hasta su destino, a veces a tren, a veces a barco, a veces con la rabia entre mis huesos por su ida, a veces con amor por sus pequeñas partidas. Ella sigue siendo sombra en el solecito y solecito en el frío. La miro una y otra vez y sonrío mientras pienso lo delicioso que sería su estadía en mi vida, sin retenerla, sin tenerla, sin atarla… solo soñándola porque siempre me dice que ella es un sueño, y yo, todos los días, me despierto con la sonrisa en la boca esperando de nuevo verla para poder dormirme, o dormirme para poder verla.

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