viernes, 7 de febrero de 2014

Dolores (II)

Dolores (II)

Hormigueo (17 de julio de 2013)

Ella, mi Lolita, me sustrae todas las noches entre sueños eróticos sabor cerezas. Me convida a verla en la hora de las brujas; da un salto para allí, da un saltito para acá. En esos instantes de pecado, mi ninfula ninfómana despliega su mirada tierna mientras toca su sexo estrecho. Luego, besa mis pestañas con su pupilas, jala sus pequeños botones al sentir mi lengua juguetear en su oasis, en su volcán. Se alista encima de mí, dispuesta a cabalgar mi felicidad eréctil, se deja caer haciéndome encontrar espasmos húmedos en mi alma. Me muevo hasta encontrar su gran durazno frente a mí, con paciencia salivosa lo devoro.

Ella es la grande que se cree pequeña, la leona de gemidos extensos, de latidos fuertes. Ella guarda mi ambrosía entre sus piernas. Ella es a la que le digo poesía después de hacer el amor, la que le escribo versos fugaces que golpean en sus costillas. Ella me suicida y me revive con su salvaje ternura.

- ¿Me amas? - Pregunta con su voz nerviosa y sus ojos a punto de apagarse.

- Claro que te amo. Estoy enamorado desde el día en el cual posaste tus hormiguitas para que pulularan en mi pecho.

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